Tengo una sudadera de odio al mundo, es mágica, cada vez que me la pongo siento como si fuera una venganza sangrienta contra el ambiente, es enorme, es holgada y tiene enormes letras rojas de la fuerza de bomberos de nueva york, quiere decir, quiero ser fea y descuidada: déjame en paz.
Tengo unos zapatos desgastados de tanto trabajar en ellos, cada vez que me los pongo me pregunto si no les dolerá tanto camino, me pregunto cuales serán los zapatos mas gastados del mundo, que tantas historias contaran.
Tengo unos lentes de sol, son hermosos porque solo los saco cuando voy de vacaciones a un lugar soleado, cada vez que los veo saliendose de su bolsita protectora en mi cajón me sacan una sonrisa, parece que con ellos viene sin querer el sonido del mar.
Tengo un vestido de novia que guarde sucio por que no quería borrarle mi hermosa boda de encima, que tiene polvo de bailes y abrazos de mi familia y un poco de brillo del maquillaje de una tarde romántica, brillantes y perfumes de flores de cuentos de hadas.
Tengo un abrigo largo y negro que me compraron porque me fascina Lestat el vampiro, pero lo que me recuerda es mi examen profesional, y como era pesado un abrigo largo cuando cargaba al mismo tiempo las hermosas flores que mi papá escondió en el asiento trasero del coche para felicitarme por pasar, antes de saber como me iba a ir.
Tengo una chamarra color dorado que me puse en la primera cita con el amor de mi vida, que me recuerda bosques, besos, alegria y una mañana fria en el desierto de los leones, no daría esa chamarra ni por miles de euros, fue testigo de como encontré un de un día para otro toda la felicidad en unos hermosos ojos verdes.
Tengo mis pantalones de oro: los pantalones negros hermosos que me puse el día antes de irme de México, y son de oro, porque ese día me caí en la calle cuando corría apurada preparando las ultimas cosas, y llegue a mi casa y mi mami los cosió, les puso un parche en la rodilla, y esos pantalones son lo mas valioso que tiene mi clóset, porque fue la ultima cosa que mi mami cosió para mi, fue un pequeño parche que dejó diciendome que siempre se pueden arreglar las cosas si uno lo intenta, aunque sea cortando del dobladillo del pantalón, siempre hay como cubrir y cuidar con amor.
Marlin
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